La estación vacía que siempre estuvo llena

Había una estación en aquella ciudad que siempre estaba vacía.

La gente iba a esperar su tren y por más que tardara... allí seguían. Esperando, como idiotas (sinceramente idiotas, al menos para mí )

Me acerqué un día a un señor que aparecía todos los días, a las 10 en la portería.

- Oiga, ¿qué hace esperando algo que nunca llegará señor?

+ Mire, yo simplemente no me doy por vencido. Porque tengo fe de que llegará. Una vez lo hizo.

A ver, pensé, ¿qué coño me estaba contando el viejo este? pero qué dice... si estas vías son más viejas que su mano derecha...

Pues el tren llegó.

Moraleja: se me ha ido ocurriendo el texto mientras lo escribía y ahora entiendo lo que podría decir...
Este "cuento" es algo que me ha ocurrido de forma recurrente en varios momentos, porque una vez tienes la prueba de que algo es real, tangible... ¡incluso que lo puedes sentir!, debes de confiar en que eso perdurará. Aunque tarde tiempo en presentarse la oportunidad que te ayude, pero tu luz no cesará. Por ejemplo, mítico ejemplo, pero si tú eres bailarina y sientes que tienes que bailar y que vales... de qué sirve no esperar a esa oportunidad, de qué sirve irte a la estación por la que sabes que pasarán trenes sí o sí ?

Ve a la tuya, a la difícil, a la única. Vete a esa.

Y tan sólo no desistas en la espera, confía en ella.

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