Jugábamos a ser cometas sin espacio.

Jugábamos a ser amuletos porque tú me protegías y yo te protegía. Era divertido hasta que dejaba de ser un juego y se convertía en algo violento. Entonces mi corazón empezaba a fallar y tú me decías '¿Qué pasa?' '¿No era esto lo que querías?' y seguidamente de eso yo sufría, tú apagabas la luz y dejabas pasar otro día. Y así.

Jugábamos a ser lluvia porque caíamos desde lo más alto hasta hundirnos en el suelo. Era divertido estar arriba y evaporarnos entre besos, pero cuando nos enfriábamos descendíamos cual peso de acero en una montaña de hielo. Y nos partíamos en mil pedazos al entrar en contacto con el suelo... ¿Qué nos pasaba?... y qué no pasaba...

Jugábamos a perdernos porque así nos olvidábamos un rato el uno del otro y no teníamos excusas para poder negarlo. Yo me escondía y huía de ti. Tú te escondías y huías de mi. Éramos brújulas mal imantadas... yo era el Sol huyendo de ti: la Luna. Éramos como un péndulo sin sus campanadas...Éramos fuego y petróleo... Éramos tierra y cielo. Éramos paralelos y no perpendiculares. Éramos el nudo imperfecto que se hace en los auriculares.

Aún con todo esto, sufro al decir ese 'éramos' porque precisamente por eso, ya no somos... porque sufro.

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